Y a los poquitos días se produjo el milagro de la naturaleza. Aquellos gusanos gorditos empezaron a salir de los capullos convertidos en preciosas mariposas.
¡Se ha completado la metamorfosis!
Se llevan todo el día aleteando y moviéndose por la caja buscando pareja.
Y, por fin, pusieron los huevitos.
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